Pasé las noches echando de menos pasarlas contigo, así fue como mi almohada se convirtió en borrones y tachones de alguna poesía inspirada en algún bar del centro de la ciudad. Como mientras jugaba a encontrarte bajo las sabanas y recordar la época de miradas perdidas que mucho temo, ya queda muy atrás. Y la noche de mañana, y la de ayer, y la de pasado mañana tal vez, escribo y mientras tanto acaricio la palma de tus manos con la yema de los dedos. Me quisiste y tal vez hoy lo sigues haciendo, pero yo solo sé que es muy difícil no extrañarte, y aún mas deshacerme de todos estos versos y de los recuerdos. Pero es que te quiero, entre mis noches y tus madrugadas, en tus risas, mis sonrisas y los “estoy bien” que son frases hechas, entre otros ojos, los que se reflejan en el espejo o los mios que te observan a la distancia. O en todos los poemas que se quedaron en tu almohada.
17 de febrero de 2012
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